Pedro Sánchez ha traspasado todas las líneas rojas en sus pactos con los separatistas: ha purgado al abogado del Estado que acusó a los golpistas de rebelión, ofreció un mediador para dialogar con Torra y Puigdemont, aceptó negociar los 21 puntos de Torra para romper España y envió a Pablo Iglesias a la cárcel a negociar los presupuestos con Junqueras. Además, Iceta ha propuesto indultar a los golpistas y conceder un referéndum de autodeterminación a los nacionalistas en 10 años. El PSOE ya no existe: ahora es un proyecto personal de Pedro Sánchez, un proyecto vacío de principios y que sólo piensa en el poder a toda costa.
Echar a Sánchez de la Moncloa es una emergencia nacional. Hace un año, hubo un golpe de Estado en nuestro país y Sánchez se ha asociado con quienes dieron el golpe. Sánchez se ha asociado con quienes marcan con lazos amarillos la tienda de la madre de Albert Rivera, como hacían los nazis con los judíos. Es imprescindible que el PSOE se vaya a la oposición y reflexione sobre los principios que ha traicionado. El PSOE debe recordar las razones por las que en su día destituyeron a Sánchez de la secretaría general: para evitar que hiciera lo que ha acabado haciendo. Ciudadanos nació para dar la batalla política e intelectual contra el nacionalismo. Ciudadanos nació para evitar que los nacionalistas decidieran el futuro de todos y para tener un presidente como Sánchez. Por eso, jamás pactaremos con el PSOE. Vamos a construir un Gobierno alternativo liderado por Albert Rivera e Inés Arrimadas y le hemos tendido la mano al PP para que nos ayude a derrotar a Sánchez y sus aliados.